sábado, 2 de febrero de 2013

Anotemos trucos

Una de las cosas que me pareció genial en las novelas de Muñoz Molina es que aparecen personajes algo fantasmales, cuyas historias se aluden apenas, de refilón y luego se van completando durante otras apariciones para sorprenderte con el sentido de esa vida "secundaria" (un vecino, un almacenero, el amigo de un amigo) recién en el final. Buen efecto de tensión, sin llegar a ser suspenso, efecto de rompecabezas que se completa.

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